Desde el currículo del área Formación Integral Humana y Religiosa se procura acompañar a los estudiantes en el proceso de crecimiento, cambios y conflictos que se presentan en las diferentes etapas de la vida, en la búsqueda y afianzamiento de la propia identidad, en el cultivo de la afectividad, de la espiritualidad y en la construcción de una recta conciencia que oriente sus futuras opciones.

En este sentido esta área contribuye a la dimensión humanística del currículo apoyada en el desarrollo de valores, en los derechos humanos y en una perspectiva ético-moral que conduce hacia la valoración de la vida y la convivencia fraterna en apertura a la trascendencia.

A través de la competencia Desarrollo Personal y Espiritual busca que cada estudiante se conozca y se valore a sí mismo, como ser humano libre y solidario, que reconozca y valore a los demás en su diferencia, se relacione de manera respetuosa con el medio natural y se abra al encuentro con Dios desde su interioridad.

El núcleo trasversal “persona” se puede evidenciar mediante los componentes de las competencias fundamentales y niveles de dominio establecidos en el currículo de la educación preuniversitaria para cada nivel: desarrolla una autoimagen equilibrada y una sana autoestima, establece relaciones constructivas y colaborativas, descubre la relación con la trascendencia y proyecta su futuro y misión en la vida con autonomía, realismo y optimismo.